Esta ha sido una semana de amor, aún cuando el 14 de febrero ya pasara. Y lo digo porque se cumplieron 49 años de aquella memorable noche en que tres trovadores, uno que ha de morirse como vivió, otro que ya falleció y un tercero que será recordado por su voz perfecta y bellas canciones, continuaron los senderos de la trova, pero esta vez con el apelativo de “nueva”.
En Cienfuegos, dos de esos renegados a vender su música al diablo, 40 años después sumarían a sus ya magníficas ideas y propuestas, crear un espacio único, singular e irrepetible: La Trova de Guardia.
Los hermanos Roberto y Pedro Novo, desde hace nueve años logran el doble encanto de hacer que su público (¿ya casi familia?) por una parte reparen espiritualmente una semana de éxitos o avatares, o ambos, y que por otro lado tomen aliento vital para comenzar otra que tras escucharlos a ellos, indefectiblemente, ha de ser mejor.
Disfrutar, cada domingo esos 60 minutos es bueno y reconfortante, pero sin dudas cuando termina, ver en los rostros de los asistentes sintiéndose mejores personas y deseosos de que la vida les permita llegar a la próxima cita es, sencilla y llanamente cumplir lo que ellos se han propuesto: que este juego de sentimientos tras nueve innings siga, porque es un juego donde el que gana es el amor.
(Tomado de RCM)
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