Atravesamos, en términos globales de país, marcada retracción en la asistencia a salas teatrales. Sin importar la calidad de muchos espectáculos, en no pocas oportunidades las del territorio también se encuentran semivacías. En tal contexto, sobresale el hecho de que la Compañía Infantil Abrakadabra efectúe sus presentaciones a teatro lleno, sin excepción.
En el principio, por supuesto, no fue así; mas al decurso de los años el colectivo logró concitar la atención -y la atracción- de miles de niños, adolescentes y jóvenes cienfuegueros, en virtud de su trabajo sistemático, la variedad de sus espectáculos y el talento de sus pequeños intérpretes.
Este 3 de diciembre arriba a la década de fundado, buena parte de ella bajo la conducción de Dustin Polo Yánez, fruto genuino del movimiento de las escuelas de instructores de arte, gestado por Fidel. Director desde 2008, considera que el éxito de público parte del esfuerzo; aunque de forma paralela todo su equipo, niños, padres, familiares tienen montado un sistema de divulgación que supera a cualquiera oficial, en tanto asisten a escuelas u otros sitios de afluencia masiva y promocionan sus espectáculos. A Dios rogando y con el mazo dando. Lo cierto es que una presentación suya, de estreno o no, tiene asegurada entrada total.
Ello, de por sí, resulta elemento importante; si bien escasa trascendencia generaría de no portar la propuesta artística tanto calidad artística como un ideario ético válido a depositar entre las generaciones emergentes que constituyen su público natural. En forjar valores y afincar a los niños a sus raíces en un mundo ultratecnologizado y lleno de diversas opciones para cubrirles el tiempo libre -afirma Dustin-, se esmeran, día a día, en este grupo perteneciente al sistema de Casas de Cultura e integrado por unos 45 infantes y adolescentes. El objetivo es contribuir a definir personas de bien, complementa Polo, mientras sus palabras me hacen recordar las del nunca olvidado Pancho Valdés en su grupo musical La Edad de Oro.
En tal sentido, el trabajo de integración con la familia deviene básico en el modo de actuar de la Compañía. Él aprecia que sin los padres, tíos, hermanos, primos y amistades no existiría ni se comprendería Abrakadabra. En todo, hasta incluido lo material. Durante la estancia de Dustin en Venezuela en misión internacionalista, Eliecer Casares, uno de los padres que intervienen de forma directa en las producciones, se quedó al frente, como prueba de que es realidad y no retórica cuanto habla el joven integrante de la Brigada José Martí. Casares, a propósito, es el libretista de Abrakadabra.
También llamada La Colmenita de Cienfuegos, a su director no le molesta la calificación, en tanto literalmente idolatra a Carlos Alberto (Tin) Cremata y su tropa, con quienes han compartido; no obstante aclara que los suyos poseen su identidad, sus propias obras. Lo sí profesado es el mismo espíritu colmenero.
Luego de los montajes La profecía y La profecía 2 (nuestras tradiciones en el foco de atención) en fecha reciente Abrakadabra llevó a las tablas su Peter Pan: reto mayor, pues se trató de casi una superproducción en el orden técnico, con notables exigencias generales de puesta en escena y doce grabaciones e igual número de coreografías creadas al efecto.
Con el propósito de festejar el décimo aniversario, los días 12 y 13 de diciembre presentarán en el teatro Tomás Terry la pieza Viajando en el tiempo, regreso a nunca jamás, entrañable remembranza de los primeros dos lustros de quehacer artístico, donde intervendrán jóvenes universitarios o actores profesionales que integraron la agrupación cuando niños.
Se tratará de un recorrido metatextual por la ejecutoria abrakabriana, cuyo colofón, independiente del espectáculo, consistirá en el estreno de su arreglo a la célebre canción de interpretación colectiva We are the World, una de cuyas versiones en español ellos adaptaron y trasladaron al videoclip homónimo a ser transmitido por la televisión cubana en fecha próxima, según adelanta Polo.
Abrakadabra cuenta con niños y adolescentes formidables; las buenas vibras de una familia integrada al tejido vivo del grupo; la fortuna de haber sido respaldado por los hermanos Novo y muchas personas inteligentes que en Cienfuegos los ayudan y confían en ellos (no todas, ni todos los organismos e instituciones, lamentablemente) y la fortaleza de tener al frente a alguien con los deseos, la capacidad y la naturaleza humana de Dustin, un joven de 30 años todo entusiasmo de quien ya se distinguía su fibra cuando lo entrevistamos por primera vez, antes de la creación de este su sueño.
(Tomado de Cinco de Septiembre)
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