Consumiendo (in)cultura

¿Que vemos por la televisión? ¿Cuál es la música que preferimos? ¿De dónde viene esa preferencia? Al adentrarnos en un tema como el consumo cultural en tiempos en los que parece estar de moda, corremos el riesgo de rayar en la reiteración y tomar partido precipitadamente.

En primer lugar no debe confundirse el término con consumismo. Mientras el primero se refiere a la apropiación de bienes y servicios culturales donde prevalece el valor simbólico que tiene el producto, el último nombra ese uso irracional e irreflexivo que pueden tener determinados servicios a partir de la estrategia de mercado.

Los debates han invadido los más diversos escenarios, desde los académicos, estudiantiles, hasta los típicos comentarios de pasillo. No obstante, se hace necesario asumir el tópico con mayor seriedad, sin caer en el inconveniente de lo bueno, lo malo y los culpables.

En qué punto de nuestro recorrido dejamos de reconocer cuando un producto es educativo o desmoralizante. ¿Cuándo los presupuestos de la calidad fueron dominados por los flashazos y los dólares involucrados?

Lo cierto es que en tiempos en que la globalización, el neoliberalismo y el avance de las tecnologías, diversifican el panorama comunicacional de nuestro archipiélago, se impone la necesidad de desarrollar e impulsar el gusto estético desde la raíz antes que sea demasiado tarde.

Los hábitos de consumo se crean desde las edades más tempranas, pero no con el procedimiento del lavado de cerebro ni con imposiciones que le agregan valor a lo prohibido. Más bien con una estrategia educativa que no enseñe a excluir, sino a entender.

Igual de importante que la enseñanza estética es el reconocimiento de las nuevas tecnologías que se introducen aunque, tardíamente, con gran fuerza en las relaciones sociales de los cubanos con el exterior.

No podemos estar de espaldas a la realidad, ni resistirnos al desarrollo. Los patrones de consumo de las sociedades alrededor del planeta se desplazan a los nuevos medios, y donde antes reinaba la televisión o la radio, se posicionan internet y los dispositivos móviles.

Más opciones y más competencias, razones de sobra para agudizar los sentidos en los medios nacionales, no para combatir, sino para aprovechar a nuestro favor los tiempos que corren.

(Tomado de Perlavisión)

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