Dicen que a la gente ya no le gusta ir al cine. Para sufrir con el transporte de ida y regreso y pagar por una película que incluye el calor, es preferible quedarse tranquilo en casa consumiendo la última entrega del paquete (que trae, a veces, copias de los estrenos), o lo esporádicamente bueno de la Televisión Cubana. Ni los adolescentes aprovechan ya las salas oscuras para besarse en la última fila. Los cines se mueren, y no solo por el olvido del público, también por el descuido de sus instituciones.
Una relación especial tienen los cienfuegueros con aquel ubicado en el mismo Prado, ese que convertía los bancos del Paseo en lunetas para el público. Pero desde hace años la gran pantalla blanca en la esquina del Boulevard solo refleja el sol en las primeras horas de la mañana.
En 2010 surgió el proyecto de convertir el cine Prado en un centro cultural de trascendencia en la ciudad capital. Sin embargo, varios problemas han atentado contra su concreción.
«El cronograma se planificó para nueve meses y ya vamos para cuatro años. La ejecución no ha tenido la prioridad requerida, si se tiene en cuenta el período en que se recuperará la inversión por el impacto en la sociedad», indica Francisco Nicolás Romero Hernández, inversionista principal.
«Además, la poca fuerza laboral atenta contra la terminación en tiempo de cada una de las etapas constructivas», agregó.
Con un presupuesto millonario, según datos ofrecidos a la prensa por Odalys González, directora provincial de Cultura, la obra está al 50 por ciento y existen dificultades con los suministros.
«El MINCULT no puede facilitar el equipamiento que lleva, por ello valoramos la posibilidad de buscar un convenio con otras empresas, para que estas financien esa última parte. Hay un grupo de recursos que deben ser importados», dijo la directiva a la prensa.
De acuerdo con el proyecto, tal centro recreativo incluiría lobby con servicafé para exponer obras relacionadas con la historia del séptimo arte; un pequeño cine en el segundo piso (así no pierde su objeto social); un salón principal con escenario para todo tipo de espectáculos y conciertos; bar, mesas y una barra lateral.
«Incluso, sería muy interesante proyectar en la pantalla sobre el Café Cantante lo que sucede dentro del salón, para el disfrute también de aquellas personas que no pudieron entrar. Valdría la pena hasta soñar con la proyección en 3D», explica Romero Hernández.
El proyecto —amplio en su diseño y multifuncionalidad— constituirá sin dudas una de las mayores inversiones en materia cultural de las últimas décadas en Cienfuegos y tendrá un capacidad para 1 500 personas.
Y, ciertamente, el Salón Multiuso Prado es un desafío para las direcciones provinciales de Cine, Cultura y los organismos implicados, sobre todo porque pareciera que este es «el cuento de nunca acabar», máxime cuando ni siquiera existen las condiciones reales, por parte de estas instituciones para concretarlo.
¿Acaso las obras de este tipo no son presentadas con los detalles pertinentes? ¿Cómo aprobar un presupuesto millonario sin saber siquiera cómo o quién va a ejecutarlo?
Urgen los cienfuegueros de otras instalaciones que no sean las del Turismo (con sus precios en CUC y, aun así, las más atractivas) para compartir una noche en familia, con los amigos, en pareja. Irónicamente, son pocas las de su tipo en Cultura con propuestas llamativas para la población. Un simple recorrido de fin de semana por algunas de ellas, confirmará esta afirmación.
La gente ya no va a los cines y no precisamente porque no les gusta. La gente prefiere sentarse en el Malecón o el mismo Prado… porque en algunas noches no hay nada más.(Tomado de 5 de septiembre)
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