El más serio de los humores

Que el humor gráfico posee, ínsitamente, la potestad para molestar poderes, sugerir iconoclastas lecturas e incidir desde un punto de vista propositivo en los temas más punzantes de las sociedades, los escenarios internacionales y hasta en las corrientes de pensamiento no lo sabe el lector nacional solo a partir del eco de los atentados al Charlie Hebdo u otros sucesos de tal corte acaecidos en los últimos años. La escuela cubana, madre de extraordinarios cultores de antaño y hogaño, tuvo exponentes de fuste, impugnadores de las políticas de exclusión y abuso de las tiranías de Gerardo Machado y Fulgencio Batista, que enlutaron de sangre, crimen y pillaje este país, para decirlo mediante las sabias palabras del maestro de periodistas, Enrique de la Osa.

En su variante política, el humor gráfico puede convertirse en poderosa arma ideológica. Los trabajos de Ares, Martirena (a menudo portadas de un sitio digital periodístico clave de la izquierda actual como Rebelión, o contenido editorial de disímiles espacios de prestigio) u otros artistas de la Isla hallan también su correlato expresivo en el espacio de medios de tirada nacional o territorial, a los cuales tributan de igual modo consagrados del género en sus diversos apartados. Uno de dichos órganos, por fortuna indemne a los procelosos bandazos de los tiempos económicos, es La Picúa, fundada por el finado Douglas Nelson, quien recibiera un homenaje como parte del XVII Salón Provincial de Humor Gráfico y Caricatura homónimo, bajo el auspicio del Periódico 5 de Septiembre y la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC).

 

Nuestro medio prohijó, acunó y posibilitó el crecimiento del referido órgano de carácter trimestral, tres mil ejemplares, y la sección semanal de la página octava donde, además de los inefables Gemelos de Villafaña (uno de los abanderados históricos del género en el territorio) aparecen materiales de gran cantidad de creadores locales y nacionales.

Bajo la edición, primeramente, del fallecido Douglas; luego de Fabián Sotolongo y ahora de Ández, la publicación se honra de contar con un certamen que, además de llevar su mismo nombre, se pronuncia en defensa deuna manifestación por la cual se interesa en los planos práctico y teóricos. En tales cuerdas se incluyeron las conferencias sobre la caricatura y la exposición plástica abierta en la galería Juan David del periódico 5 de Septiembre. De igual manera, el evento deviene trampolín inductivo hacia los amantes de toda clase y hacia los posibles nuevos cultores, mediante la pintada, abierta e inclusiva, realizada en el bulevar, frente a nuestro periódico.

No obstante, como toda obra, el Salón resultaría perfectible y, según la apreciación del jurado (lo integraron Rafael Cáceres, Camilo Salvador Soto Díaz de Villalvilla y Mario Cruz Moscoso), sería oportuna «la posibilidad de implementar cursos de superación y talleres donde se desarrollen y actualicen las técnicas tanto tradicionales como contemporáneas en la realización del humor gráfico. Y valorar la posibilidad de incluir dentro del Salón conferencias y eventos teóricos con invitados de prestigio tanto nacional como local». También exhorta el comité evaluador a «estudiar la gestión promocional, que podría redundar en una participación mayor, e involucrar a los estudiantes de la Escuela de Arte Benny Moré y los miembros de la AHS, así como implicar a otras instituciones (UNEAC, Consejo de las Artes Plásticas)».  

PREMIOS DEL XVII SALÓN LA PICÚA

Fueron entregados cuatro premios:

«Por la excelencia técnica y la acertada sutileza de sus chistes», al conjunto de obra de Daniel Acebo.

«Por la impresionante relación lograda entre dibujo y concepto» en la obra de Ramiro Zardoyas.

«Por la agudeza temática y formal» al conjunto de dibujos de Ramsés Morales.

«Por el buen gusto e ingeniosidad en el reflejo de la actualidad cubana e internacional» en los chistes de Osvaldo Gutiérrez.

Se otorgaron menciones, «por su factura y buenas soluciones en formato digital», al conjunto de obra de Brady Izquierdo. Y «por el adecuado nivel de síntesis dentro de la caricatura personal» a David Farnum. De igual modo fue recompensada «por la adecuada experimentación y la limpieza conceptual», a la obra Anticorrosivo, de Manuel Villafaña.

(Tomado de Cinco de Septiembre)

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