El mundo a los pies de Habana D’ Primera

Decir que Habana D’ Primera es de las mejores – ¿la mejor? – orquestas de música popular cubana en la actualidad no pasa de ser una perogrullada, pero no hay calificativo más preciso, sobre todo tras la presentación de su más reciente fonograma La vuelta al mundo (Pafata Productions/ licenciado para Cuba por el sello Unicornio de Colibrí, 2015). Para fortuna nuestra, Alexander Abreu no se conformó con las credenciales de ser uno los trompetistas más talentosos su generación y decidió abrirse paso como director y cantante de un proyecto propio. Al codiciado músico de sesión le han bastado cinco años y tres discos para confirmarse como uno de los ídolos indisputables de los bailadores cubanos (y de más allá).

Si por alguna razón no se ha sentado a escuchar (o parado a bailar) La vuelta al mundo, hágalo enseguida.  El tercer álbum de Habana D’ Primera es una obra sólida, uno de esos materiales que rinden a la crítica y al público por igual, la confirmación de que estamos delante de una banda a prueba de balas. Los quince experimentados músicos que Abreu logró aglutinar son capaces de moverse con la misma limpieza y habilidad entre la timba más feroz y la cadencia del bolero-son, reguardados como están por la seguridad que otorgan unos temas con arreglos poco menos que impecables.

Alexander Abreu y los suyos logran sortear con elegancia los peligros de la reiteración, tan común en la salsa de estos días, y entregan doce canciones que combinan novedad y tradición en oportunas dosis. La vuelta al mundo, tema que abre el disco, es un dúo con el popular cantante nicaragüense Luis Enrique –que parece haberse haberle cogido el gusto a la cosa cubana–, y aunque no hace justicia a lo que se viene después, tampoco está mal para complacer las listas de éxitos, tan ávidas de este tipo de colaboraciones comerciales. De ahí en adelante, desde el melómano más refinado hasta el casinero más exquisito se encontrarán montados en una montaña rusa, una avalancha de alegría en la que además de temas esencialmente salseros (El juego de la vida; Trece; La peligrosa) hay también espacio para colar merengue (La mitad), rumba (El Palo más duro), y conga (Conga pá cerrar).

Mención aparte merece Me dicen Cuba, que considero –y lamento– ha sufrido el destino de ser repetida hasta el cansancio. Es una canción buena para disfrutar en la tranquilidad de la casa o en una fiesta, pero se ha convertido en una especie de himno no oficial que sueltan a la primera oportunidad en cualquier espacio , da igual si se trata de ambientar un stand en una feria de turismo, que de hacer una cortina para la transmisión televisiva de los juegos panamericanos, que de un acto pioneril. Como pieza bailable funciona bien, pero como consigna no hay que detenerse demasiado en su letra para comprobar que no es más que un condensado de lugares comunes sobre lo que significa ser cubano, una mezcla de lo peor de Eduardo Saborit y Willy Chirino, que en su momento climático desliza, cómo iba a ser de otra manera, las notas del himno nacional… Solo esperemos que pase pronto la moda, y que el tiempo devuelva el tema a los bailadores.

Un punto extra para el sello Pafata Productions por la eficiente gestión en la distribución digital (el disco está disponible en las varias principales tiendas del mercado musical contemporáneo como son iTunes, Spotify, CD Baby, y Amazon, además de estar envidiablemente bien posicionado en los buscadores de Internet), un ejemplo que debiera ser tomado cuanto antes por el resto de la industria nacional.

Con La vuelta al mundo Alexander Abreu y Habana D’ Primera han entregado un álbum redondo, indispensable, salvador. Una muestra de por qué Cuba es considerada uno de los grandes bastiones de la música occidental contemporánea. Una verdadera bendición para las noches cubanas. Un certificado para que los maestros Adalberto Álvarez, Cesar Pedroso, José Luis Cortés y Juan Formell (donde quiera que esté) estén tranquilos, porque tenemos un nuevo rey en la pista, y lo está haciendo de maravillas.

(Tomado de Cubadebate)

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