José Oriol González: Es muy alentador recibir el Premio Provincial de Teatro

Tres décadas con una prolífica obra en las artes escénicas atesora José Oriol González Martínez, director del grupo Teatro de los Elementos, agrupación radicada desde 1995 en la comunidad El Jobero, ubicada en las montañas del municipio cienfueguero de Cumanayagua, en el centro sur de Cuba.

Merecedor de la Distinción por la Cultura Nacional, González Martínez sobresale igualmente por su labor comunitaria que le ha valido varios reconocimientos, además de servir como anfitrión de innumerables eventos y recibir a visitantes motivados  por el proyecto socio-cultural que emana desde ese pedazo de la geografía del macizo de Guamuhaya.

Licenciado en Artes Escénicas y fundador del grupo Tierra Roja, en la oriental ciudad de Moa, este destacado artista de la escena cubana, distinguido con el Premio Provincial de Teatro 2014 en Cienfuegos, conversa con Cubarte.

¿En sus 30 años de vida artística, cómo repercute haber merecido el Premio Provincial de Teatro en el 2014?

“Es una sorpresa y a la vez algo muy alentador que sea el espacio donde uno interactúa, vive y trabaja, el que reconozca tu obra, y eso indudablemente lo reconforta a uno y le da energía para seguir en esta batalla. El hecho de que te estimulen en la marcha, significa que todavía puedes seguir adelante”.

¿Cómo es José Oriol González como director de teatro?

“A mi no me gusta ser aburrido, prefiero ser descarnado, y que la gente se lleve alguna huella de lo que hago, a favor o en contra, pero que opine, porque lo triste es cuando la gente ve que el teatro se le parece a la telenovela anterior, o a lo que escuchó en la radio de una manera frívola. Creo que el teatro tiene la obligación de superar a esos medios”.

Lo que acaba de expresar tiene que ver con los desafíos actuales del teatro…

“Sí, por supuesto. El teatro tiene que modernizarse. Actualmente cobra auge el teatro espontáneo, el que está cerca del público, porque el teatro no debe seguir solo en la sala, esa tradición debe ser conservada, pero el teatro debe lanzarse a interactuar con la gente en los espacios abiertos, en las comunidades, donde quiera que existan conflictos”.

¿Cuáles son los proyectos de Teatro de Los Elementos en el 2014?

“Este año seleccionamos dos temáticas para nuestras obras: una es el agua, porque Cumanayagua está rodeada por dos ríos, el Arimao y el Hanabanilla, y atravesada por el arroyo El Tejar. Es importante hacer un llamado en escuelas, comunidades, a maestros, niños, ancianos, a preservar el agua, porque es importante como acompañamiento de una civilización, de una cultura, y creemos que el teatro espontáneo puede trabajar en esa capacitación, en esa manera de inducción a saber más sobre el agua.

“El otro tema es muy cercano a nuestro entorno y es por qué el campesino actual se va de la montaña. Pensamos montar una obra que trate esta temática, porque mucho se necesita de la contribución de los hombres y mujeres del campo y más en estos tiempos que el país está obligado a producir mayor cantidad de alimentos, a aprovechar mejor sus tierras”.

¿Destacaría a Teatro de Los Elementos como el mayor proyecto en su vida?

“Teatro de los Elementos es el embrión del viaje. A mi me gusta el proyecto de la comunidad cultural de Teatro Los Elementos, donde por ejemplo hoy ya tenemos construida más del 70 por ciento de la galería rural del pintor cubano Nelson Domínguez.

Para mí el camino, el final, es la comunidad cultural como un elemento que aglutina y que el arte y la oralidad pueden hacer trascendente”.

¿Cómo Teatro de Los Elementos contribuye a la defensa del patrimonio rural?

“Nosotros nos hemos negado a incluirnos en la era de la carpintería de aluminio y el vidrio, nuestras casas son de guano, de tablas de palma, de madera. No es fortuito que en nuestra sede, para llamar a almorzar se toque con un fotuto, y que tengamos cafetos, plantaciones de limón, caña santa, las cosas que el campesino cultiva como elementos esenciales de su vida. Esto no lo hacemos como un hermetismo barato, sino con un carácter  preponderantemente utilitario que permita una vía de sostenibilidad.

En los campos cubanos hay tradiciones muy bellas para borrarlas, y nosotros estamos trabajando para inculcarles a los niños esa tradición de la oralidad como lo hizo Samuel Feijóo. Cuando organizamos la Bienal de Oralidad o la de Teatro, nos damos cuenta de esta necesidad de compartir con la gente del campo, pues el campesino cubano todavía está dispuesto a escuchar, a contar. A veces en un apagón alrededor de un farol se produce un momento mágico de esplendor, donde la voz humana y el comportamiento empiezan a ser absolutamente natural, genuino, y nos olvidamos de todas esas cosas de la modernidad que tan buenas son pero tanto nos llevan al olvido.

¿Qué significa el Jobero para José Oriol González?

Es como un bastión, en el sentido de que allí se acumulan recuerdos, hay conservada una memoria de mi propia vida, nací en el Jobero. Al decir de Abel Prieto, soy una de las personas con más suerte en el mundo, que es la de poder acompañar el espacio donde nací con el proyecto artístico y de vida que me he propuesto. Y Abel tiene razón, soy un artista dichoso de poder construir allí un espacio para la memoria, para el arte”.(Tomado de RCM)

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