Juan Graña: el repentismo es la magia de las palabras

Juan José Rodríguez Castillo (Juan Graña, su nombre artístico desde los 17, cuando comenzó a cantar) cumplió 100 años el 27 de marzo. Es considerado hoy día el repentista en activo más viejo del país. Premio Provincial de Cultura Comunitaria, mantiene su peña semanal en Espartaco, Palmira, y lo localizan para libros e investigaciones sobre el tema en Cuba.

Característica proverbial de este poeta es su memoria portentosa y la capacidad de reacción para contestar décimas; así como su nivel de asociación de ideas e ingenio para —en breve tiempo— elaborar y transmitir su respuesta.

Su espontaneidad, poder de comunicación y eficacia le granjearon tanto el reconocimiento como la admiración de los poetas más laureados de la isla.

 

La conversación de dos horas con Juan, bien lúcido, me pareció de diez minutos, porque subyuga mediante voz y canto. Él cree que “el repentismo es la magia de las palabras y se trata de un don que precisa cultivarse para un completo desarrollo; pero a la larga si no tienes el don no eres nadie”.

Un buen repentista, considera, además de poseer nivel ortográfico, debe tener mucho sentido de lo que dice, consecuencia, organicidad, no conectar temas distintos sin razón; precisa buscar la cadencia. Le conviene mucho tener buenos profesores.

“Yo canté con todos los grandes poetas de este país, improvisé desde bien mozo, pero no hubiera pasado de un cantadorcito de agua dulce de no contar con la enseñanza de maestros como Rafael Fuentes Aguiar, Roberto Capote, Olegario Aguiar, Cipriano García y Gumersindo Alonso”, relata.

“Ellos me enseñaron a rimar, la combinación de plural con plural y singular con singular, la palabra fuerte y los temibles asonantes. Yo suelo respetarlos, aunque los trabajo hace 40 años; quien mejor los domina hoy en Cuba se llama Omar Mirabal”, continúa.

Le pregunto si está de acuerdo con esta consideración emitida por Alexis Díaz Pimienta: “El repentista, es un personaje único, aunque tenga distintos nombres (…) Único aunque viva en lugares muy distintos y único aunque se manifieste con distintas voces…. Un personaje único”. Su respuesta es: “La clavó. Así es”.

Este centenario y clarividente señor estima que la declaración del repentismo como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación cubana es un hecho de clara consecuencia para con nuestras tradiciones culturales más autóctonas, por su indiscutible valor cultural y por el papel histórico que desempeñaron los poetas repentistas desde las guerras de Independencia hasta la actualidad.

Juan es una persona de una personalidad muy atrayente. Aunque haga reír en sus poesías, él jamás lo hace. Dice que no le pusieron los músculos de la risa en su rostro. No cree en las dietas: “he comido de todo en la vida, lo que aparezca; todavía voy a la casilla a buscar el pescado, el pollo o el picadillo, y me los como. Si no hay, huevo, harina con leche, macarrones, berro, lo que venga….”

Desde los 20 a los 99 años se tomó una botella de ron diaria (a veces más), fuma tabaco. “Mira, eso va con determinadas personas. Yo no estimulo a nadie a que haga lo primero. Un gran repentista cienfueguero murió a los 42 años de cirrosis hepática. Pero a mí, en lo particular, no me afectó el alcohol”.

Juan se casó a los 30 años con Eyda Rodríguez, cuando ella cumplía quince. Llevan 70 años juntos de matrimonio. Tienen ocho hijos, 20 nietos, 18 biznietos y dos tataranietos. Cree que la base de una relación estable es el cariño y el mutuo entendimiento.

“Me siento feliz, no puedo pedirle más a la vida”, dice Juan Graña.(Tomado de Perlavisión)

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