De raigal significación resultan los premios de la Crítica literaria y de la Crítica científico-técnica, que otorga el Instituto Cubano del Libro con el propósito de estimular tanto la creación de los autores como el trabajo de las editoriales cubanas durante el periodo de un año. El primero de ellos va dirigido a los títulos literarios o artísticos mientras que el segundo, a los más significativos títulos de carácter científico y técnico.
Próximo a otorgarse el 19 y el 20 de octubre, en el contexto del Día de la Cultura Cubana, los respectivos presidentes de los jurados, Francisco López Sacha y Rafael Acosta de Arriba accedieron a conversar con Granma.
Sobre el premio de la Crítica literaria, López Sacha destacó que la importancia está en el establecimiento de una jerarquía literaria en Cuba, y refirió que serán diez los libros premiados de entre más de cien títulos, que fueron decantándose durante tres meses de trabajo hasta llegar a la selección final.
—¿Cómo se organiza el premio?
—A partir de este año el Círculo de la Crítica es el encargado de organizar el Premio de la Crítica, con el apoyo del Centro de Promoción Literaria Dulce María Loynaz. Esto permite que la responsabilidad total del certamen recaiga en los miembros de ese Círculo. Todas las editoriales presentan sus catálogos de libros publicados durante el año. Luego los miembros del jurado comienzan a leer y hacen su selección, en el orden que ellos estimen. Más tarde se reúnen y deliberan y de ahí sale la lista final de libros que serán premiados. De acuerdo con las nuevas bases, se publicarán en La Letra del Escriba los votos particulares de cada jurado para garantizar la transparencia del trabajo realizado.
—¿Cómo es la calidad de los libros en concurso?
—Ha sido un año muy fructífero para la literatura de pensamiento. Fue muy notable la calidad de los libros de ensayo y de cuentos. También se presentaron buenos textos de poesía, novelas y de literatura para niños y jóvenes.
—¿Qué experiencias pueden ya contarse del trabajo del jurado?
—La particularidad de este año ha sido la función otorgada al Círculo de la crítica para elegir entre sus miembros al jurado, eso garantiza que los jurados sean críticos en primer lugar y estén en condiciones de juzgar las obras que se presentan al premio.
“Con respecto al premio de la Crítica científica —no solo referido a las ciencias sociales sino también a las técnicas— se busca prestigiar la literatura científica que también precisa estar bien escrita y cuando la obra está erigida en un lenguaje fresco y ameno merece todo el reconocimiento. La labor del jurado, explica Acosta de Arriba, también comenzó para el Premio de la Crítica científico-técnica desde julio. De 31 títulos en concurso, serán premiados diez.
La calidad de los textos la valoró de “elevada en sentido general, desde luego siempre hay irregularidad, pero eso es consustancial a la diversidad de la propuesta. Como casi siempre sucede, hay un grupo reducido de libros que descuellan entre la media de la propuesta. El trabajo ha estado marcado por discusiones de rigor, lecturas intensas de los libros y armonía en la llegada a consensos entre los miembros del jurado”.
“Siempre hay una dificultad inherente al seleccionar un grupo de diez libros entre un cantidad tres veces superior de propuestas, como en esta ocasión, pero las deliberaciones permiten encontrar la luz y buscar la salida a esa dificultad”.
—¿Qué significa que todo el proceso tenga lugar en el Centro Dulce María Loynaz?
—El centro es un facilitador de estas funciones del jurado, lo que se agradece, pues funciona como un apoyo a las deliberaciones. Cualquier duda, cualquier antecedente es aportado por ellos. Lo demás corre a cuenta del jurado, quien se hace responsable de las decisiones.
(Tomado de Granma)
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