La otra verdad, denomina el cineasta cubano Damián Pérez Téllez a la cara fea de la muerte. Luego, no es de extrañar que en su documental Los últimos días de Benny Moré, la presencia de la Parca sea una suerte de leitmotiv recurrente al dejar constancia para la posteridad de los momentos finales de la corta pero fecunda vida del Bárbaro del Ritmo.
“La cinta refleja un fragmento de la historia del Sonero Mayor a partir de su presentación postrera en el pueblo cienfueguero de Palmira, el 16 de febrero de 1963, hasta que fallece, el 19 de ese propio mes, y es enterrado dos días después en el cementerio de su ‘rincón querido’, Santa Isabel de las Lajas, como lo quiso y pidió en los últimos momentos de su vida”, resume el joven realizador de los estudios fílmicos del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC).
“Para la realización de la película, agrega, me apoyé en fuentes tan cercanas como su hija Hilda Moré y el nieto Lázaro Famada, además del resto de la familia lajera e importantes músicos allegados a él; es el caso de Lázaro Valdés, pianista de la Banda Gigante”.
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“Mira, sobre todo me basé en anécdotas novedosas, muchas de ellas no contadas anteriormente; desde aquellas aludidas al estado de salud del músico que llega a Palmira ya sangrando, producto de la cirrosis hepática crónica que padecía, y sin embargo, a pesar de tal estado, no suspende la función.
“De la localidad sale en condiciones críticas y en todo el trayecto va vomitando sangre y decide no ir directamente al hospital; sabía que estaba herido de muerte. Llega a su casa en el capitalino San Miguel del Padrón. Allí permanece día y medio, de la cama al baño y de este nuevamente al lecho.
“Para que vea la integridad de este hombre, según cuentan, en todo este tiempo sigue con su buen carácter, jaranero, no deja de hacer cuentos, como para disimular un poco su dolencia y no preocupar a los suyos, digo yo, hasta que pierde el conocimiento y la familia decide ingresarlo.
“En mis pesquisas logré encontrar al médico que lo atendió, el doctor Castañeda, que hoy tiene 92 años. De su estancia en el antiguo Hospital de Emergencia me resultó muy valioso el alegato del técnico Pedro Pérez, que lo trasfundió más de una vez. También están las impresiones de la enfermera de cabecera que lo asistió hasta el último momento, incluso fue quien lo vistió después de muerto y lo acompañó hasta la morgue.
“El hilo conductor, a través de la narración, sigue el trayecto del féretro con el cadáver del Sonero Mayor, por toda la carretera central desde La Habana hasta Lajas. Es impresionante lo que cuentan los testigos sobre la exigencia de la población en cada lugar por donde pasó el cortejo fúnebre en hacer que se detuviera y de esta forma rendir póstumo homenaje al más grande músico cubano de todos los tiempos; un hecho inédito.
“En el audiovisual también recogemos las declaraciones de la hija, de la señora que le hace la ceremonia de la bandera en el Casino de los Congos, de Lajas”.
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