Murió Pascual, figura icónica del paisaje de Cienfuegos

Pascual permaneció los últimos 20 años de su azarosa existencia al cuidado y los mimos del personal médico y paramédico del Hospital Psiquiátrico de Cienfuegos

 Pascual permaneció los últimos 20 años de su azarosa existencia al cuidado y los mimos del personal médico y paramédico del Hospital Psiquiátrico de CienfuegosEn la madrugada de este jueves murió Pascual, una de esas figuras imprescindibles de cualquier ciudad, ícono de la demencia, aquel siempre seguido por una estela de muchachos preguntones, él con su eterno hilito de algodón dando una y otra vuelta entre sus toscos índices y filosofando acerca de estrellas y cometas mientras miraba al cielo. Tal vez tras la estela de uno de ellos marchó apacible el loco más querido de Cienfuegos, a quien CINCO de Septiembre, en caprichosa coincidencia, había dedicado la página 8 de esta edición impresa todavía en fragua, para ponderar esos 20 últimos años, en sus casi siete décadas de existencia, entre los mimos y cuidados de un profesional colectivo de la salud. A continuación el trabajo:

 

Pascual, un loco bueno

Magalys CHAVIANO ALVAREZ

Si usted pregunta en Cienfuegos quién es Pascual Fundora Valdés, nadie o casi nadie reconocería por ese nombre al loco Pascual, un personaje imprescindible de la ciudad. Acaba de cumplir los 69 años y se encuentra recluido en el Hospital Psiquiátrico Docente del territorio, desde el 15 de diciembre de 1994.

Nos lo trajeron de vuelta a la memoria las redes sociales, increíble, cuando Ildefonso Igorra López, periodista del “CINCO”, en visita de trabajo, lo encontró allí, le hizo unas fotos y la respuesta en Facebook  fue impresionante. De inmediato, muchos de los cienfuegueros que viven fuera de Cuba, sintieron la nostalgia por su ciudad al reconocer en las instantáneas al bueno de Pascual.

Ya está enfermo, no puede articular palabras, pero está  cuidado, limpio  y es muy querido y famoso entre los trabajadores de una institución que apuesta, a pesar de  los  tiempos duros, al cariño y la humanidad.

El pasado domingo, día de su cumpleaños, los hermanos Novo, cronistas musicales de la ciudad, y el Dr. Mandy Álvarez, músico, poeta y médico que desanda las calles con su guitarra a la espalda, visitaron a Pascual, y le cantaron su canción. ¡Qué lindo regalo para el alma, cuando alguien se molesta un domingo, sin siquiera engordar el ego, porque ya Pascual apenas reconoce a sus semejantes! Sin embargo, cuenta Roberto Novo, que sus ojos brillaron de un modo especial al escuchar la canción.

Por el Prado viene y va sin ninguna dirección / tal parece que anda tras una estrella que cayó, serenamente. / Y navega el Bulevar siempre solo y sin reloj / repitiendo sin parar su más nueva conclusión / su más fantástica verdad, su límpida imaginación, su voz /…y navega el Bulevar… // Quien lo sabe le da en paz un saludo sin temor / sin mendigo ni piedad ni apellidos ni señor, como si nada. / Como para no faltar en la magia bajo el sol / le escondemos bien la edad donde sabe el corazón / que un día se queda la ciudad / nadie le tenía ni miedos ni lástimas. / Sin su loco bueno, dónde tendrá luego una maravilla igual / sin su mariposa, qué historia famosa / va a pintar el vuelo de un cuento de abuelos / qué te va a pasar ciudad, cuando caiga ese aguacero / cuando escampe cada enero, sin Pascual. // Fue el primero en grabar en los estudios Eusebio Delfín / Disparate de mi mar pon a salvo esta canción / con tus hilos de soñar / si es que sueñas el amor que te debemos / no te quiero ir a buscar sin mi niño que nació / que te sepa donde estás, donde sabe el corazón / que un día se queda la ciudad / …una maravilla igual… / Sin su loco bueno, dónde tendrá luego una maravilla igual / sin su mariposa, qué historia famosa / va a pintar el vuelo de un cuento de abuelos / qué te va a pasar ciudad, cuando caiga ese aguacero / cuando escampe cada enero, sin Pascual / sin él.

Las nuevas generaciones no le conocieron, pero muchos sí; recuerdo que le hacíamos toda clase de preguntas sobre cultura general y siempre las respondía. Era un loco erudito y noble, pacífico e imprescindible en la anatomía de una ciudad como Cienfuegos, porque siempre habrá que mencionarlo. Porque Pascual es parte del entramado social de esta urbe marinera.

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