Desde el mirador más alto de Cienfuegos, una joven turista contempla la ciudad. Primero las farolas, después la Catedral, las calles y avenidas cercanas…; y luego un montón de techos y edificios que, poco a poco, se pierden en la distancia. Su novio le toma fotos. Ambos son catalanes y disfrutan la experiencia de visitar el Palacio de Ferrer, reabierto tras permanecer cerrado durante varios años.
Magda Chávez Sosa, directora del Centro Provincial de Patrimonio Cultural, explica que «cuando en agosto de 2014 nos entregaron el inmueble, decidimos encauzar allí el futuro Museo de las Artes, un proyecto aprobado por la Iniciativa Municipal de Desarrollo Local (IMDL)».
Aunque la institución sociocultural debe estrenarse en 2017, ahora mismo cubanos y extranjeros tienen la posibilidad de llegar a la antigua casa mansión, erigida aquí en 1919. El proceso constructivo acometido en el lugar para nada constituye un impedimento.
Según David Soler Marchán, subdirector de Patrimonio, «de esta forma desarrollamos una nueva tendencia de la museología urbana, orientada al uso de los edificios en restauración. Así el público puede apreciar los trabajos que se hacen e intercambiar con quienes lo ejecutan. Tal es la visión social que promovemos».
¿UN MUSEO DIFERENTE?
Con ese propósito laboran especialistas en la región centro sur de Cuba, enfocados actualmente en el mantenimiento y reparación del palacio, la rehabilitación de sus elementos identitarios (estucos, decoraciones, vidriería, puertas) y, sobre todo, la «explotación» del tercer piso con azotea, espacio que se vincula a una oferta de paisajismo urbano desde el mirador y los balcones de la instalación.
Ya en la terraza, una brigada lleva a cabo algunas de las acciones, en función de una propuesta realizada por arquitectos de la Empresa de Diseño e Ingenería en el territorio. La inversión supera los 100 mil pesos convertibles (CUC).
«Para ello contamos con tres tipos de financiamiento: crédito bancario, colaboración internacional y fondos del Centro de Patrimonio. De este modo, pretendemos suplir la compra de materiales y el pago a la fuerza de trabajo, además de la adquisición de equipamientos y mobiliarios a emplear en el museo, sostiene Chávez Sosa.
«Una vez ejecutada la primera etapa (desde el mirador hasta el vestíbulo) —continúa— y devolvamos el préstamo al Banco, el 85 por ciento de los ingresos que se generen serán reutilizados en el resto del inmueble, a fin de tenerlo completamente listo para el bicentenario de la ciudad en 2019».
Sin embargo, el destino de la primera planta, ocupada todavía por la Casa de Cultura Benjamín Duarte, suscita interrogantes. «Nosotros aspiramos a que nos den el nivel inferior, no porque forme parte de la vivienda original, sino por disponer de las grandes áreas para exhibir esculturas, pinturas, hacer galerías. Esto se presupone, pero no hay certeza aún», comenta Soler Marchán.
El objetivo es materializar un museo diferente en su concepción, capaz de auto-sostenerse económicamente, al fusionar el servicio sociocultural con la oferta gastronómica, a partir de la construcción de un bar-cafetería destinado a comercializar bebidas ligeras.
«Al respecto —dice Chávez Sosa—, prevemos que exista una compatibilización entre la gestión estatal y particular. La opción gastronómica será independiente del cobro de la entrada, los derechos a realizar fotografías y videos. Por otro lado, tendremos una sala de conciertos para la música coral y de cámara en nuestra localidad».
AMBIENTACIONES Y OFICIOS
El denominado Museo de las Artes Palacio de Ferrer, en realidad será algo más específico. Las investigaciones contribuyen al perfeccionamiento de su inventario y, de hecho, se estudia el montaje de un museo de ambientaciones y oficios.
Soler Marchán apunta que «en Cienfuegos los oficios jugaron un papel importantísimo en los siglos XIX y XX. Por eso queremos reconocer a quienes practican dicho proceso tecno-productivo, asociados a los trabajos de herrería, vidriería, carpintería y yesería que distinguen las construcciones de nuestra urbe».
No obstante, se implementa también una política para el rescate de nuevos objetos, los cuales completarían la mayor colección de artes decorativas del país, protegida en el Museo Provincial a falta de un lugar donde exhibirla en toda su magnitud.
«Son piezas maravillosas, nunca se han expuesto y finalmente podremos mostrarlas al público. La otra colección, transferida de la dirección nacional de Patrimonio, está compuesta por un mobiliario de excelente factura que nos permite apreciar elementos de la carpintería de los siglos XVI al XX», agrega Soler Marchán.
El estado de conservación de las piezas clasifica como bueno, lo cual augura el potencial artístico y estético de la institución, donde incluso podrán exponerse obras del Museo Nacional de Bellas Artes. En esa tormenta de ideas va la vida de la vieja mansión.
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