Pulina: cuando se siente la música

Era el año 1929 y en Matanzas irrumpían los acordes del primer danzonete de la historia. Ese ritmo sería el que consagrara para siempre Paulina Álvarez. Aunque nació en Cienfuegos, su voz y versatilidad la volvieron universal y dejó de ser Paulina para convertirse en la emperatriz del danzonete.

A decir de Lázaro García, cantautor cienfueguero: “Era una mujer mulata, muy señorial, muy elegante. Pese a ese origen racial, supo imponerse por su propia calidad y su propia presencia”.

Los que la conocieron, corroboran su manera de crecerse en el escenario.

Incursionó con éxito en diversas agrupaciones del siglo pasado hasta que en 1938 decidió crear su propia orquesta, géneros como el chachachá, la guaracha y el bolero se sentían únicos en su voz.

En 1965 se presentó en el programa de televisión “Música y Estrellas” con otro grande, Barbarito Diez, sin ella saberlo esa sería su última aparición en público. Y hay quienes aún sienten, por los alrededores del Parque Martí una voz que, rompiendo la rutina, invita a recordar.

Sus primeros pasos

Los primeros éxitos le llegarían con la Orquesta Elegante, del maestro Edelmiro Pérez, al interpretar como cantante solista el bolero “Lágrimas negras”, del ya conocido compositor Miguel Matamoros y la canción “Mujer divina”, del mexicano Agustín Lara.

Cuando el creador matancero José Manuel Aniceto Díaz compuso su primer danzonete llamado “Rompiendo la rutina”, seleccionó a esta singular cantante para que diera a conocer la nueva modalidad en la capital del país.

El musicólogo Raúl Martínez Rodríguez señala cómo curiosamente “Rompiendo la rutina” fue instrumentada y se le hicieron arreglos especialmente para la tesitura de Paulina. ¿Resultado? Fue tan sonado el éxito que desde entonces el género y el mismo tema sirvieron de identidad para la joven cantora. Era además sonado el mérito porque en época en que primaban los cantantes masculinos en las grandes orquestas cubanas, una mujer como Paulina sentaba cátedra, a la vera de agrupaciones como la de Castillito, Ernesto Muñoz, Cheo Belén Puig, Hermanos Martínez y la de Neno González.

Sin embargo, esta inquieta mujer aspiraba a más, y la aspiración se concretó con la fundación de su propia orquesta, compuesta por músicos excelentes que le seguían y respetaban además por sus conocimientos musicales, obtenidos en sus estudios de teoría y solfeo, piano, guitarra y canto, en la Academia Municipal de La Habana, hoy Amadeo Roldán.

Su popularidad fue enorme. Grabó discos con las principales firmas mundiales. Llenaba los escenarios más importantes en el ámbito nacional. Su voz se radia diariamente. Hoy es posible disfrutarla gracias a la magia de las grabaciones.

Es indudable su magnífica afinación, el timbre hermoso y su amplia extensión. Los críticos hablan de que su “excelente cuadratura le permitían un gran dominio de la expresión y el fraseo”. No era raro que tuviera que demostrar sus cualidades, cuando cantaba al aire libre y sin micrófono, en muchas verbenas.

(Tomado de Perlavisión)

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