Teatro Tomás Terry: catedral de la cultura cienfueguera

Toda obra humana tiene un fundamento. Pero el teatro Tomás Terry, de Cienfuegos, tuvo además una lógica: la prosperidad económica del territorio, un ambiente permeado de cultura y gente con suficiente solvencia y sensibilidad para concretarla.

Ahora, ante la proximidad del bicentenario de la ciudad que lo acoge y beneficiario él mismo de una restauración que revitalizará los valores patrimoniales que lo distinguen, bien vale la pena recordar la génesis y el esplendor de esa institución, orgullo de Cienfuegos.

Cuando Don Tomás Terry Adams soñó el proyecto que más tarde materializarían sus descendientes, cuatro teatros operaban simultáneamente para una población que no rebasaba entonces los quince mil habitantes. Ya para esa época, en la década de los años sesenta del siglo XIX, las artes escénicas eran una de las manifestaciones artísticas más representativas de la localidad.

 

Un año después del fallecimiento en París de Don Tomás Terry, en 1885, y atenidos a un deseo expreso del benefactor, sus herederos resolvieron destinar cien mil pesos para la construcción del inmueble. El 25 de mayo de 1887, se hizo pública la convocatoria para presentar un proyecto.

2.Una complicada estructura de andamios se levanta en el interior del teatro para facilitar la reparación del plafón.

Una complicada estructura de andamios se levanta en el interior del teatro para facilitar la reparación del plafón. Foto: Omar George

El premio le fue conferido al ingeniero militar santiaguero Lino Sánchez Mármol, a quien la familia Terry le encomendó la ejecución de la obra. Así nuestro coliseo mayor se convierte en el único edificio cienfueguero del siglo XIX cuya construcción responde a una selección entre varias propuestas concursantes.

La Casa italiana Salviati aportó los tres mascarones manufacturados en mosaicos de cerámica, que rematan el frontis del inmueble, los únicos de origen veneciano que existen en Cuba ubicados en la fachada de un edificio público y uno de los pocos ejemplos de la influencia del arte bizantino en nuestro país, hoy incluidos entre las acciones de restauración de que es objeto el teatro, al igual que la pintura mural del interior del inmueble ejecutada por Camilo Selaya Toro, artista filipino español que radicara en Cienfuegos.

Durante dos años – 1888 y 1889 – se extendieron las obras del Terry, dirigidas por su propio proyectista, hasta que finalmente se inauguró el 12 de febrero de 1890.

A partir de esa memorable noche, en que reconocidos artistas y aficionados locales dieron lo mejor de sí, el Terry no cesó de prestigiarse con la presencia de representantes de la cultura cubana, como la actriz cienfueguera Luisa Martínez Casado y el compositor y pianista Ernesto Lecuona , así como figuras de renombre internacional como la bailarina rusa Ana Pavlova, el tenor italiano Enrico Caruso, la actriz francesa Sara Bernhardt  y la estrella del cine mexicano Jorge Negrete, además de Alicia Alonso, Joan Manuel Serrat, Antonio Gades, Rosita Fornés y Silvio Rodríguez, entre otros,  en épocas más recientes.

El teatro Tomás Terry, uno de los más elegantes edificios eclécticos de la ciudad de Cienfuegos, conforma junto a sus similares Sauto, de Matanzas, y La Caridad, de Santa Clara, la trilogía de teatros del siglo XIX que aún se conservan en Cuba.

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