Una celebración universal de la música

La primera edición del Festival Musicabana se celebrará  en la capital del 5 al 8 de mayo próximo  y tendrá entre sus cabezas de cartel a artistas como el jamaicano Sean Paul, el dúo franco- cubano Ibeyi, el brasileño Carlinhos Brown y los cubanos Pablo Milanés, Los Van Van y Carlos Varela. Como antesala del evento,  el dj y productor estadounidense Diplo ofreció un concierto con su proyecto Major Lazer el pasado mes de marzo en la Tribuna Antimperalista, donde repasó ante cerca de 400 000 personas los temas de sus discos Guns Don’t Kill People… Lazers Do, Peace is the mission y Free the universe,

“Musicabana  es una oportunidad de celebrar el lugar de Cuba en la región y estrechar lazos culturales a nivel regional. Cuba siempre fue ese punto de encuentro, el nodo de todo ese riquísimo sistema cultural que llamamos Caribe. Se trata también de que Musicabana  refuerce el Caribe como un potente centro creativo del cual provienen muchas de las tendencias con mayor influencia en la cultura popular contemporánea, dice a Granma el productor cubano Fabien Pisani, quien organiza el Festival junto al Instituto de la Música y la institución cultural PM Records.

 

—¿Cómo surge la idea de fundar Musi­cabana?

—Para mi generación el Festival Internacional de la Canción de Varadero fue un ejemplo elocuente de lo que puede lograr un festival musical en el ámbito de la cultura. Por ejemplo, dos grandes potencias musicales como Brasil y Cuba habían tenido muy pocas ocasiones de estrechar manos durante el siglo XX. Pudimos ver entonces, con nuestros propios ojos, a artistas de la nueva canción brasileña como Chico Buarque, Milton Nascimento, Giberto Gil, Maria Bethania, Beth Carvalho, Simone y Djavan. Fue una experiencia realmente transformadora y una oportunidad única para tender nuevos puentes entre los dos países. Lo mismo pasó con Argentina y mu­chos otros países de América Latina y Es­paña. Por tanto la idea de crear Musicabana tuvo su génesis en esas experiencias y parte del convencimiento de que un festival puede tener repercusiones  culturales muy positivas y profundas. En un plano puramente personal, mi sueño ha sido siempre ver a Stevie Wonder en vivo, pero no en cualquier lado, sino aquí en La Habana, en casa. Llevamos más de un año haciendo todo lo posible por contactarlo para traerlo a Cuba con Musicabana.

—¿De qué  forma se insertó Major Lazer en el festival?

—En noviembre del 2014 nos reunimos con el equipo de Diplo y le ofrecimos que nos ayudara con la programación de música electrónica de Musicabana, pero luego Major Lazer se convirtió en una sensación mundial y finalmente no pasó nada. Por fin en septiembre del 2015 volvimos a contactar al equipo de producción de Diplo y resulta que estaban planeando una gira de Major Lazer en el Caribe y que precisamente estaban valorando la posibilidad de incluir un concierto en La Habana. Nosotros propusimos unirnos para lanzar Musicabana con un concierto en La Habana y otro en Santiago de Cuba. La idea les encantó, pero por ahora desafortunadamente solo pudimos hacer el concierto en La Habana por problemas de costos. La escena electrónica mundial parece muy homogénea y comercial pero están pasando infinidad de cosas musicalmente muy ricas en lugares como Johannes­bur­go, Luanda, Mumbai, Barranquilla, Tijuana o Río de Janeiro. Nuestra idea consistía en desarrollar algo que incluyera a todas esas corrientes de la escena electrónica que no están bien representadas, y hacerlo precisamente en La Habana.

—¿Por qué  el concierto de Major Lazer se organizó en marzo si el festival se realizará en el mes de mayo?

—La producción de un festival de música es algo tremendamente complicado a nivel logístico y técnico. Musicabana lleva casi un año montando un equipo de producción con profesionales principalmente de Estados Unidos y Cuba, pero también de México y de Colombia. Sin embargo, nos hacía falta un ensayo general para probar nuestro equipo y los recursos existentes en Cuba. En ese sentido, el concierto de Major Lazer fue la oportunidad perfecta de probarnos a una escala menor.

—¿Existió algún  “requisito” para insertar a los grupos en el cartel del festival?

—Algo también importante para nosotros es que estamos trayendo músicos cubanos que nunca habían tocado en Cuba, como el dúo franco-cubano IBEYI, integrado por Lisa y Naomi Díaz, las hijas del grandísimo Angá Díaz, que ahora mismo son una sensación a nivel mundial y están tocando en los más grandes festivales del mundo. O Pedrito Martínez, que lleva más de 15 años defendiendo la rumba cubana en Nueva York y que es como un Chano Pozo del siglo XXI. También fue importante incluir música caribeña y africana, con ese mismo espíritu de activar puentes que han dejado de ser transitados por mucho tiempo. Otro criterio importante y que ojalá logremos es el de exponer al público cubano a nuevos sonidos, a nuevas tendencias musicales que a veces demoran mucho en llegar a Cuba.

—¿Hay otros músicos que podrían participar aunque no hayan confirmado?

—Estamos conversando con muchos músicos deseosos de venir a compartir su música con nosotros. Todo el mundo coincide en que el público cubano es único y muy especial, ya se trate de cine, de danza, de artes plásticas o de música.El problema es que nuestros recursos son muy limitados, pero la idea es trabajar con una visión a largo plazo y desarrollar una relación de confianza con los artistas, sus representantes y agentes, para poco a poco poner a Cuba en el calendario de giras de todos esos artistas y bandas y que nuestro pueblo pueda disfrutar de su música.

—Aparte de los conciertos, ¿le gustaría re­saltar otra actividad en el programa ?

—Estamos trabajando en varias actividades paralelas con un perfil más educativo y cultural. Por ejemplo, quisiéramos realizar talleres con los artistas invitados para que compartan sus experiencias con niños y jóvenes en las casas de Cultura y los conservatorios de la ciudad. Son en total una media docena de proyectos más pequeños como ese, que iremos anunciando poco a poco y en la medida en que vayan madurando y vayamos asegurando las relaciones institucionales necesarias para llevarlos a cabo.

—¿Musicabana tendrá una sola edición o permanecerá en el tiempo?

—El objetivo es trabajar de conjunto con las instituciones culturales cubanas para construir un festival de referencia. La mayoría de los festivales de la región están basados en el rock and roll. Tenemos entonces una gran oportunidad de construir un festival que consista en una verdadera celebración universal de la música, un festival que restablezca puentes con Nueva Orleans y Nueva York, pero también  con Veracruz, Kings­ton, Puerto Príncipe, Santo Domingo, Barran­quilla, Fortaleza, Salvador de Bahía, Dakar y París. En ese sentido, nuestro propósito no es hacer un evento una sola vez porque Cuba está, como dicen, de moda. Estamos tratando de construir un festival que poco a poco convierta a Cuba en el centro de la música durante una gran semana todos los años. Es una quimera totalmente alcanzable.

(Tomado de Granma)

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