Una fusta contra la mediocridad

La certeza de que un congreso no concluye en su última jornada, sino que es apenas un espacio para medir resultados, proyectar acuerdos que solucionen las deficiencias detectadas, y trabajar incansablemente, pudo constatarse  ayer en la VIII Reunión del Consejo Nacional de la Uneac, que en esta ocasión abordó los asuntos relacionados con la cultura y los medios.

Presidido por Víctor Gaute, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido; Miguel Barnet, presidente de la Uneac; Alpidio Alonso, ministro de Cultura; Nereida López Labrada, secretaria general del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Cultura; Ricardo Ronquillo, presidente de la UPEC; y Rafael González, presidente de la Asociación Hermanos Saíz, la sesión plenaria, que tuvo lugar en el Edificio de Arte Cubano del Museo Nacional de Bellas Artes, arrancó con las palabras de su presidente, en apoyo a los médicos cubanos que están regresando de Brasil, negados a aceptar referencias despectivas a su integridad y profesionalismo. Luis Morlote, vicepresidente primero de la Uneac, resumió el trabajo que se ha ido llevando a cabo en cada uno de los territorios y remarcó la importancia de que haya mucha participación en los debates previos al congreso, los cuales figuran como un ejercicio que puede corregir dificultades en el funcionamiento institucional. «Necesitamos que esas sean las verdaderas asambleas productivas», dijo y alegó la importancia de que la gente sienta que está participando en la construcción de su congreso, a desarrollarse del 28 al 30 de junio del 2019.

Los responsables de las diferentes comisiones de trabajo departieron con los miembros de la organización los resultados de sus respectivos planes de acciones en el último periodo, para entrar en materia sustancial con la presentación del informe de la Comisión de trabajo permanente de cultura y medios, liderada por la periodista Magda Resik.

El informe, cuya concepción defiende la necesaria jerarquización de la cultura en los medios, apunta a la necesidad de seducir a favor de las jerarquías culturales. Como el mayor avance alcanzado en este sentido ubica «los contenidos de la programación cinematográfica y musical de la televisión, beneficiada por la incidencia directa del Instituto Cubano de la Música y el Icaic, al definir cada mes las prioridades promocionales».

Respecto a la defensa y la promoción del gusto y la capacidad de discernir de las mayorías, el documento señala como déficit el que continúan siendo escasas en los medios las opciones ofrecidas a la práctica de la crítica y en ellos «pervive la urgencia de estimular la existencia de espacios críticos», donde puedan aparecer especialistas opinando sobre la producción radial y televisiva.

(Tomado de Granma)

Otro aspecto reseñado aludió a la necesidad de acompañar el redimensionamiento del cine. En este aparte, el documento señala que, respondiendo a una solicitud del pasado congreso, de revolucionar los modos de producción audiovisual y cinematográficos, ha estado en curso  «un largo y minucioso proceso de consultas y debates encabezado por el Icaic que ha contado con la participación enriquecedora de los creadores». Como resultado se han conformado varias normas jurídicas como el Decreto Ley del creador audiovisual y cinematográfico independiente; el Registro del creador audiovisual y cinematográfico y los Colectivos de creación. De ese Decreto Ley propuesto se derivan una serie de normas como el Reglamento del registro y el de los Colectivos de creación. También se ha elaborado un acuerdo del Consejo de Ministros para establecer la Oficina de atención a la producción, la comisión fílmica y el fondo de fomento del cine cubano, lo cual fue explicitado en plenaria por Ramón Samada, presidente del Icaic.  

Alfonso Noya, presidente del ICRT, agradeció la oportunidad de rendir ante el selecto público una alocución efectuada por Waldo Ramírez, director general de la Televisión Cubana, en la que se defendió una gestión más efectiva de los contenidos, partiendo del contexto en que tienen lugar hoy, cuando el tránsito de lo analógico al mundo digital es indetenible y una guerra mediática pugna por subvertir el orden político-social, destruir los valores de la Revolución Cubana e imponer los de la sociedad capitalista.

Las intervenciones de más de una veintena de artistas y escritores convirtieron el espacio en un enjundioso debate en el que se ofrecieron preocupaciones y complacencias de quienes guardan estrecha relación con los puntos defendidos.

El artista de la plástica Manuel López Oliva partió de reconocer con justeza el salto de profesionalidad y mejoramiento de la televisión, y destacó la necesidad de distinguirla de «sus pariguales en países subdesarrollados, específicamente en América Latina», y acotó que «el cuidado de tipo ético y educacional ha de prevalecer en cualquier tema asumido, por encima de amiguismos, hábitos reproductivos de lo exótico, negocios ilegales y falsos compromisos políticos».

Para el realizador Jorge Gómez Gutiérrez, resultó oportuno decir que el Ministerio de Cultura tiene que incidir más en el personal de la radio y la televisión, que estos tienen que sentirse parte de la cultura, no sindicalizados por ella.

Sobre «la responsabilidad de sentir y discutir hasta la saciedad qué es lo que nos conviene» se pronunció la actriz Corina Mestre. «Efectivamente se están haciendo programas nuevos que pretenden cambiar la visualidad, pero hay que ver si el cambio de visualidad no está imitando patrones que no nos convienen e incluso afectan la enseñanza artística de los futuros profesionales del país».

La maestra Digna Guerra, aludiendo a la pésima calidad de algunas propuestas, se refirió al «desastre musical que se pone en las guaguas contaminando la música, donde para colmo se suben personas con unas cajitas escandalosas que hacen competencia con lo que ya se está escuchando y es hora de poner un control sobre eso».

Alpidio Alonso, en conversación con el público, dijo que las palabras claves son participación e integración, y subrayó la necesidad de nutrir las instituciones con el pensamiento colectivo sin el que no será posible conseguir la eficiencia institucional que se está buscando.

A modo de conclusión, Gaute se refirió a las consultas populares que acaban de tener lugar en la Isla y de ellas alegó: «Esos son ejercicios que no se practican en otras sociedades, son un elemento distintivo de la franqueza con que ejercemos nosotros la democracia socialista que practicamos y se expresa en los escenarios creados».

«Nuestra sociedad está en un momento muy rico de trabajo y se está creando desde nuestro pueblo el futuro que construimos, por lo que cualquier asunto que se haya discutido no podemos desentenderlo de la realidad de este país», indicó.

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